Coño a cabeza.
Aventura, la que ejerces en mí sin red,
seducción llameante sin horizontal que me proteja,
supremo júbilo en tus húmedas partes pudendas,
cuadernos, manuscritos grandes y pequeños.
Llega el momento de dejar que me caiga
de tu regazo al abismo.
Me emociona que sigas acertando
Con el gozo que me desata.
Tamborilean tus dedos
por mi artificio sexual
confundiendo pensamientos
tan queridos y desairados
Con los roces de nuestras coordenadas.
Sólo hay algo peor que caer en tu alto cocotero
subir a él, creyéndose collar de calaveras.
Mi eternidad transcurre en único acorde
de madeja alegremente afrutada.
Excoriaciones de la imaginación
me agrietan, mientras llegas.
Tu deseo satisfecho procede
por elipsis violentas, por alusiones confusas.
El estómago me aprieta en difícil tesitura.
Membrana trazada con caligrafía de monje
quiere que latas aprisa para prolongarte, fuera del tiempo.
*
Todo arde en el éter de estos muros
en las alpargatas de este momento,
unidos en esta hora incierta
en la que anidas y eternizas
como la necesidad impostergable
de nuestra lujuria
*
Nuestra verdad era aquella que olíamos,
chupábamos, restregábamos y verificábamos a diario
Bridemos por nuestra embriaguez
que nos perdure.
*
De ir derramando en tus oídos, gusto
En cadencias armónicas, me destronas
Vuelvo luego chapoteando en tu cava
Como un río despacioso,
Digámoslo así, borbollando
Bajo un torrente de alegría.
Un aire fresco renueva
nuestros pulmones
¡Respíremonos!
Y entre suaves besos y caricias,
sonriente y sonrojada
me bajo en elixir de tus nalgas
y me enredo entre tu suave ladera de caricias
Arena Dispersa
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